“La pequeña estufa interior de los bebés” ¿Qué es? ¿Realmente existe?

Los bebés poseen una pequeña estufa en su interior que les proporciona calor, cada vez que necesitan compensar el calor que pierden y suele desaparecer con el crecimiento.

La grasa de los bebés recién nacidos representa tan sólo un 5% de la masa corporal. Debido a que al ser de un tamaño tan pequeño posee una superficie corporal muy grande con relación a su volumen, por lo que, comparativamente, pierden mucho más calor que un individuo de mayor edad.

Los recién nacidos, gracias a la grasa, compensan, en parte, la dificultad que tienen para producir calor como lo hacemos los adultos y la gran propensión a perder calor que experimentan por el hecho de ser tan pequeños. De la misma forma ,y debido al limitado desarrollo del tejido muscular, no son capaces de tiritar ni de realizar ningún otro tipo de contracción muscular efectiva.

Por lo que los recién nacidos mantienen las cualidades razones para disponer de un tejido específico que produzca calor. Mediante el proceso de crecimiento del bebé, denominado “Estufa de bebé” estos adquieren la capacidad de tiritar y de contraer la musculatura general con eficiencia, y junto con eso, van perdiendo la grasa.